Saludo


Hola amigo o amiga, bienvenido a mi blog. Como verás, mi nombre es Rubén, y me gusta investigar la Biblia. Quisiera compartir contigo y con los amigos que visiten el blog, los resultados de mis investigaciones de la Biblia. Seguramente me llevará tiempo armar un conjunto más o menos amplio de temas, pero mi intención es ir desarrollándolos de a poco, y mientras tanto ponerlos a tu disposición para que te sean de utilidad. No es mi intención hacer de éste un sitio para la polémica, sino más bien un lugar para el intercambio respetuoso de los temas importantes de la Biblia. Apreciaré mucho tus comentarios, y sin duda tú y yo nos beneficiaremos con el intercambio. Finalmente, oro a Dios para que me mantenga humilde y sumiso a su Palabra, y te invito a que tengas también esa actitud, para que despojados del orgullo humano, lleguemos al conocimiento de la verdad, y en consecuencia, a la salvación.

"Envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas" (Sal. 43:3).

¡Dios te bendiga!

martes, 11 de enero de 2011

Sobre la deidad del Espíritu Santo

En la entrada titulada: “El Espíritu Santo ¿es algo o alguien?”, se ha considerado el hecho de que si bien existen manifestaciones simbólicas del Espíritu Santo (el viento, la paloma, el agua y el fuego), la Escritura también lo presenta consistentemente como un ser racional con identidad propia. Queda ahora por averiguar si ese ser, llamado Espíritu Santo, es creado (¿un ángel?), o es Dios. De esto trata esta entrada.

A través de toda la Escritura hay informaciones dispersas sobre el Espíritu Santo, y al reunir dichas informaciones encontramos que el Espíritu Santo realiza las siguientes obras:

  • Habla como Dios: en Hch. 13:2 “dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y Saulo para la obra a que los he llamado”. Algo similar ocurre en He. 3:7-11, donde dice que el Espíritu Santo dijo a los israelitas: “me tentaron vuestros padres; me probaron… por tanto, juré en mi ira: no entrarán en mi reposo”. Su hablar es el hablar del Dios de los israelitas (cf. Sal 95:6-11). En He. 10:15-17 sucede algo parecido; el Espíritu Santo habló como el Dios de Israel (cf. Jer. 31:33, 34).
  • Conoce y revela el futuro: Hch. 1:16 señala que el Espíritu Santo había hablado antes por medio de David acerca de Judas, quien traicionó a Jesús. Y 1 Co. 2:10 afirma que Dios revela por medio del Espíritu.
  • Inspira a los profetas: en 2 P. 1:21 se le atribuye al Espíritu Santo el haber inspirado a los profetas: “los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”.
  • Reparte dones: también el decidir qué dones y a quiénes repartírselos, es una obra que se le atribuye al Espíritu Santo. “Todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1 Co. 12:11).
  • Crea y da vida: “El espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida” (Job 33:4). “Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra” (Sal. 104:30). “El Espíritu es el que da vida” (Jn. 6:63).
  • Santifica: “Para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo” (Ro. 15:16). “Ya habéis sido santificados… por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Co. 6:11). “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu” (1 P. 1:2).
  • Mora en el creyente: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (1 Co. 3:16). "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo?” (1 Co. 6:19). En ambos pasajes, “templo de Dios” y “templo del Espíritu Santo significan lo mismo, son intercambiables. Es sabido, además, que un templo es la habitación de una deidad. También hay otros pasajes que hablan de la morada del Espíritu Santo en nosotros: “En esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado” (1 Jn. 3:24). “En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu (1 Jn. 4:13). “Vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Ef. 2:22). El Espíritu Santo es la manera como Dios vive en sus hijos; es Dios mismo que vive en nosotros.


La revelación bíblica nos da cuenta, además, de que el Espíritu Santo posee las siguientes cualidades:

  • Es omnisciente: “El Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1 Co. 2:10, 11).
  • Es omnipresente: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” (Sal. 139:7).
  • Es eterno: “La sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios…” (He. 9:14).
  • Se lo llama “Señor”: “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Co. 3:17).
  • Tiene santidad absoluta: Como su nombre lo indica, el Espíritu Santo es intrínsecamente Santo. Su santidad no es secundaria o derivada como la del templo o la de los seres humanos (cf. Is. 57:15).


Y encontramos también en la Biblia que el nombre del Espíritu Santo aparece asociado junto con el Padre y el Hijo:

  • En Mt. 28:19: “Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.
  • En la bendición apostólica de 2 Co. 13:14: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”.
  • En Jn. 14:16: “Yo [Jesús] rogaré al Padre, y os dará otro Consolador” [el Espíritu Santo].
  • En Jn. 14:26: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre” [el nombre de Jesús].
  • En 1 Pe. 1:2: “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo”.


Por último, mentirle al Espíritu Santo es mentirle a Dios:

  • Hch. 5:3, 4: “Dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo…? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios”.


¿Cuál es tu conclusión a partir estos pasajes de la Biblia? ¿Es el Espíritu Santo un ser creado (un ángel), o es Dios? ¡Haz tu comentario!

domingo, 9 de enero de 2011

Cristo y el Espíritu Santo ¿son la misma persona?

Entre las interpretaciones bíblicas inusuales y novedosas, hay una que supone que la unión en la Deidad es entre el Padre y el Hijo (“Yo y el Padre uno somos”, Jn. 10:30), pero excluye al Espíritu Santo, porque considera que Jesucristo y el Espíritu Santo son la misma persona. Este planteamiento nos lleva a preguntarnos si esto realmente es así, y esta entrada tiene que ver con en análisis de esa hipótesis.

Es verdad que en una ocasión Jesús se identificó tan estrechamente con el Espíritu Santo, que habló de Él en primera persona. En Jn. 14:18-19, 21-23 leemos:

  • “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” (Jn. 14:18).
  • “El que me ama, será amado por mi Padre… y yo me manifestaré a él” (vers. 21).
  • “Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (vers. 23).


No obstante, la totalidad de la Escritura es suficientemente clara como para entender que Jesús está utilizando un lenguaje figurado. El mismo contexto de Jn. 14 marca la diferencia entre Jesús y el Espíritu Santo:

  • “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador… el Espíritu de verdad” (vers. 16-17).
  • “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre…” (vers. 26).


En verdad, todo intento de aplicar la expresión “otro Consolador” a Jesús mismo, a partir de que parácletos (Consolador) se aplica eventualmente a Jesús en 1 Jn. 2:1 (abogado), resulta inconsistente. En Jn. 14:16 Jesús habla de “yo” (en primera persona) y de “otro” (en tercera persona), por lo que en ese caso otro es otro. El término original significa otro de la misma especie. Jesús estaba preparando a sus discípulos para su partida, y les aseguró que les enviaría como acompañante un sucesor de su misma calidad. También en el vers. 26 resulta muy clara la diferenciación entre Jesús y el Espíritu Santo, “a quien” (tercera persona) “el Padre enviará” (tercera persona) “en mi nombre” (primera persona). En realidad hay más de 20 pasajes en el Nuevo Testamento en los que Jesús se refiere al Espíritu Santo en tercera persona (Mt. 10:20; 12:28, 31, 32; Mr. 3:29; 12:36; 13:11; Lc. 4:18; 11:13; 12:10, 12; Jn. 3:5, 6, 8; 3:34; 14:16, 17; 14:26; 15:26; 16:13; Jn. 20:22), junto con otros que establecen una clara diferencia personal entre ambos. Veamos algunos:

  • “Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto” (Mt. 4:1).
  • “A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mt. 12:32).
  • “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19).
  • “Descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma…” (Lc. 3:22).
  • “Cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Jn. 15:26).
  • “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros” (2 Co. 13:14).


Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto. ¿Se llevó él mismo, o lo llevó otro? Blasfemar contra el Hijo tiene perdón, pero blasfemar contra el Espíritu Santo no tiene perdón. ¿Cabe entonces la suposición de que el Hijo y el Espíritu Santo son la misma persona? Y así en el resto de los pasajes. Para inferir que Jesús y el Espíritu Santo son lo mismo, hay que ir contra la lógica natural de los textos.

Por último, el hecho de que algunos términos se aplican por igual a Cristo y al Espíritu Santo, no constituye una prueba de que ambos son una misma persona. Por ejemplo, a Jesús “el mundo no le conoció” y “los suyos no le recibieron” (Jn. 1:10, 11), y al Espíritu Santo “el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce” (Jn. 14:17). ¿Establece eso una igualdad de personas? Y así sucesivamente. Cristo es nuestro intercesor, y “el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Ro. 8:26). Jesucristo es el Señor (Fil. 2:11), y “el Señor es el Espíritu” (2 Co. 3:17). O, como hemos visto, Jesús es nuestro parácletos en Jn. 2:1, y el Espíritu Santo también es el parácletos en Jn. 14:16.

¿Estás de acuerdo con el punto de vista expuesto en esta entrada? ¿Qué reflexión te merece este tema?

viernes, 7 de enero de 2011

La cuestión de la trinidad o triunidad

En estos últimos años se han vuelto a agitar las aguas de una vieja cuestión dentro del cristianismo, que trata de dilucidar si el Dios que se nos revela en la Biblia es uno en el sentido físico (por decirlo de alguna manera), o si es uno en el sentido espiritual, es decir, una unidad de personas divinas coexistentes desde la eternidad.

Casi todos los creyentes en la inspiración divina de la Biblia creemos en la unicidad de Dios, es decir, en la existencia de un único Dios verdadero. Tal vez no haga falta documentarlo, pero vale la pena recordar algunos pasajes de la Biblia:

  • “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Dt. 6:4).
  • “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí” (Is. 45:5).
  • “¿No buscáis la gloria que viene del Dios único?” (Jn. 5:44).
  • No hay más que un Dios” (1 Co. 8:4).
  • Al único y sabio Dios, sea honor y gloria” (1 Ti. 1:17).


Hasta aquí todo bien. Los creyentes en la inspiración divina de la Biblia creemos esto. Pero al leer la Biblia también nos confrontamos con una serie de declaraciones referidas a Dios, que trascienden a nuestra lógica y nos crean un dilema. Muchos no saben qué hacer con eso, y simplemente lo ignoran, lo rechazan o lo niegan. Pero hay que hacer algo con esto; es revelación de Dios que nos ha sido entregada. Me refiero a los textos que presentan a Dios hablando y actuando en plural, como más de una persona. Veamos algunos:

  • “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Gn. 1:26).
  • “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gn. 1:27).
  • “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal” (Gn. 3:22).
  • “Y dijo Jehová…: Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua” (Gn. 11:6-7).
  • “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” (Is. 6:8).


¿Qué haremos con esto? ¿Qué significa? ¿Por qué el Dios de la Biblia, el DIOS-UNO, habla y actúa en estos pasajes como MÁS-DE-UNO? ¿A quién le dijo Dios: hagamos? ¿La imagen de quiénes comprende nuestra imagen? ¿Por qué la imagen de Dios en el hombre resulta en más de uno de la misma especie, es decir, varón y mujer? ¿A quién o a quiénes dijo Dios: “el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros” cuando el hombre pecó? Necesitamos responder estas preguntas. Y la revelación bíblica va más allá aún. Ese plural “nosotros” es un plural de tres, ya en el Antiguo Testamento.


  • "Óyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo mismo, y o el primero, yo también el postrero. Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron juntamente... Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su Espíritu" (Is. 48:12- 16).


¿Quién habla en primera persona en este pasaje? El que llamó a Israel, el primero y el postrero, el que fundó la tierra. ¿Es un ser creado? Obviamente no. Pero lo envía Jehová el Señor y su Espíritu. Aquí hay tres seres divinos. Todo esto coincide de manera perfecta, y no es casualidad, con lo que revela más claramente el Nuevo Testamento, el cual llama por nombre a los tres. En los siguientes pasajes los tres aparecen juntos:

  • “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19).
  • "Y yo [Jesucristo] rogaré al Padre, y os dará otro Consolador... el Espíritu de verdad" (Jn. 14:16-17).
  • “Jesús les dijo otra vez: …Como me envió el Padre, así también yo [Jesucristo] os envío. Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20:21-22).
  • “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios [Padre], y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén” (2 Co. 13:14).
  • “La bondad de Dios [Padre]… la renovación en el Espíritu Santo… por Jesucristo nuestro Salvador” (Tit. 3:4-6).

El nombre de ellos es Padre, Hijo y Espíritu Santo. En numerosísimos pasajes del Nuevo Testamento, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo aparecen individualmente. Estos son algunos ejemplos, en los que también se destaca la naturaleza divina de cada uno de ellos:

DIOS PADRE
  • “A éste señaló Dios el Padre” (Jn. 6:27).
  • “Por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos” (Gá. 1:1).
  • “Paz sea a los hermanos… de Dios Padre” (Ef. 6:23).
  • “Para gloria de Dios Padre” (Fil. 2:11).
  • “El misterio de Dios el Padre, y de Cristo” (Col. 2:2).


JESUCRISTO
  • “En el principio era el Verbo, y el Verbo [Cristo] era con Dios, y el Verbo era Dios” (Jn. 1:1).
  • “Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer” (Jn. 1:18).
  • “Porque en él [Cristo] habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9).
  • “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tit. 2:13).
  • “Por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo” (2 P. 1:1).


EL ESPÍRITU SANTO
  • “Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo…? No has mentido a los hombres, sino a Dios” (Hch. 5:3-4).
  • “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Ti. 3:16). “Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 P. 1:21). La inspiración proviene de Dios el Espíritu Santo.
  • “El Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios… Nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Co. 2:10-11).
  • “La blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mt. 12:31-32). El pecado imperdonable contra Dios, es el pecado contra el Espíritu Santo.


Aquí hemos visto solo algunos ejemplos, pero la información bíblica en el Nuevo Testamento es superabundante y reiterativa en relación con la existencia de tres agentes divinos, que son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

¿Cómo se entiende entonces la unicidad de Dios a la luz de la existencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo? Tal vez la mejor explicación surge a partir del propio ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios. El hombre es uno (Gn. 2:24; 1:27; Mal. 2:15; Mt. 19:6), y sin embargo son dos de la misma naturaleza humana: varón y mujer. Eso es un reflejo, o imagen, de Dios. Dios es uno, y sin embargo se observan tres seres de la misma naturaleza: el Padre, el Hijo y Espíritu Santo. Y ¿por qué en un caso son tres y en el otro caso son dos? Porque Dios y el hombre son parecidos, pero no iguales.

Si cabe utilizar otra explicación, esta vez no bíblica, creo que lo que los seres humanos conocemos como “persona jurídica” se parece bastante al concepto bíblico de Dios. La persona jurídica (o moral), a diferencia de la persona física, existe, no como un individuo sino como una unión de personas físicas. El Dios de la Biblia aparece revelado precisamente de esa manera: es uno en espíritu, pero no en persona. Tal vez es eso es lo que Jesús quiso cuando afirmó: “Dios es Espíritu” (Jn. 4:24).

Un breve comentario sobre las palabras trinidad y triunidad. Es verdad que estos términos no aparecen en la Biblia, pero expresan un concepto que es bíblico, como otros términos que definen conceptos bíblicos (e.g. “teocracia”, “milenio”, etc.), y que tampoco aparecen en la Biblia. El término trinidad es más antiguo y universalmente difundido, y define la unión de tres personas divinas (Padre, Hijo y Espíritu Santo), en una Deidad, de tal manera que los tres son un Dios, pero tres personas individuales a la vez. Más recientemente algunos han propuesto el término triunidad como más adecuado, ya que daría una idea más completa de un solo Dios, al mismo tiempo que hay tres personas divinas. Personalmente creo que la diferenciación de estos términos es casi nula en la práctica, ya que, al menos en los países predominantemente cristianos, la gente en general tiene claro el concepto bíblico de un solo Dios en tres personas divinas, sea que se use el uno o el otro término.

¿Cuál es tu reacción a este tema? Espero tu comentario.


jueves, 6 de enero de 2011

El Espíritu Santo ¿es algo o alguien?


El tema del Espíritu Santo en la Biblia es amplio. Tal vez lo primero que necesitamos es identificar a qué se refiere la Biblia cuando habla de Espíritu Santo. ¿Es un qué o un quién? ¿Es algo o alguien? ¿Es una cosa o una persona?

Muchos llegan a la conclusión de que el Espíritu Santo es algo impersonal, porque existen referencias al Espíritu Santo como algo impersonal. Algunas de ellas son:

  • El viento: Jesús comparó al Espíritu Santo con el viento (Jn. 3:8), y cuando descendió el Espíritu Santo en Pentecostés, “vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa” (Hch. 2:2). Elizabeth fue “llena” del Espíritu Santo (Lc. 1:41), como se llena algo con aire, y la expresión “ser lleno del Espíritu Santo” se repite varias veces en el Nuevo Testamento.
  • La paloma: el Espíritu Santo descendió desde el cielo como paloma en ocasión del bautismo de Jesús (Mt. 3:16-17).
  • El agua: la Biblia habla del “derramamiento” del Espíritu Santo, como si fuese agua (Jl 2:28-29; Hch. 2:17-18; 10:44-45), y del “bautismo en el Espíritu Santo” (Mt. 3:11).
  • El fuego: el Espíritu Santo fue manifestado en el Pentecostés mediante lenguas repartidas, como de fuego (Hch. 2:3-4).


Pero a diferencia de las cosas u objetos, las personas tienen inteligencia, voluntad, sensibilidad y pueden comunicarse verbalmente. En las referencias recién vistas no se observan esas características personales en el Espíritu Santo, pero la información que ofrece la Escritura sobre el Espíritu Santo no termina allí. Hay más información. Veámosla:


  • El Espíritu Santo es inteligente: nos enseña todas las cosas y nos recuerda lo que Jesús dijo (Jn. 14:26); convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio (cap. 16:8); guía a toda la verdad (vers. 13); tiene su propio parecer (“ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros”, Hch. 15:28); escudriña todo, aun lo profundo de Dios (1 Co. 2:10); e inspira a los profetas (2 Pe. 1:21).
  • El Espíritu Santo tiene voluntad: reparte dones a cada uno en particular como él quiere (1 Co. 12:11). En Hch. 13:2, el Espíritu Santo dijo: “apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado”. Y en Hch. 16:6, “les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra” a Pablo y Silas en Asia.
  • El Espíritu Santo es sensible, tiene emociones: consuela; de hecho, es El Consolador (Jn. 14:16-17); intercede por nosotros y gime con gemidos indecibles (Ro. 8:26); nos anhela celosamente (Stg. 4:5); se lo puede hacer enojar ("fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu", Is. 63:10); se lo puede hacer entristecer ("no contristéis al Espíritu Santo de Dios", Ef. 4:30); se le puede mentir ("Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo?", Hch. 5:3); y se puede blasfemar contra él ("la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada", Mt. 12:31-32).
  • El Espíritu Santo se comunica verbalmente: la Escritura registra por lo menos 16 pasajes en los que el Espíritu Santo “dijo”, “dice”, o “habló”. A continuación tienes dichos pasajes (Hch. 8:29; 10:19; 11:12; 13:2; 21:11; 28:25; 1 Ti. 4:1; He. 3:7; Ap. 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22; 14:13).


Con toda esta información en vista, ¿cómo se resuelve el interrogante de si el Espíritu Santo es algo o es alguien, es cosa o es persona? Indudablemente una parte de lo expuesto tiene que ser figurado, y la otra parte tiene que ser literal. ¿Será que lo presentado primero aquí es literal? ¿O lo segundo? ¿El Espíritu Santo es literalmente viento, paloma, agua y fuego? ¿O posee literalmente las características de un ser personal (la inteligencia, la voluntad, la sensibilidad y la comunicación verbal)?

¿Tú qué piensas? Espero tu comentario.